La educación como sistema se ve influenciada por cualquier elemento que de manera positiva o inclusive negativa, presente en ella algún tipo de posibilidad para evolucionar y cambiar.
Especificamente el sector universitario, donde no solo se habla de procesos formativos sino de un tripode integral basado en las funciones de docencia, investigación y extensión se considera uno de los más impactados cuando se habla de innovación y adaptación en tecnologías.
Las TIC hoy en día y como puede verse en documentos de caracter mundial como los informes de la UNESCO, ya no resultan opcionales sino que por el contrario son parte indispensable de un macro sistema donde el protagonista es el estudiante como participante y el resto de los actores y elementos son sus herramientas para la consolidación exitosa de procesos de aprendizaje donde las estrategias formativas están fundamentadas en el aprendizaje colaborativo y por consiguiente en el uso de las tecnologias de la información y comunicación.
Este escenario ahora común no solo en continentes como el europeo, ha logrado extraordinarios resultados en su implementación en Latinoamérica. Un caso ideal y de notable reconocimiento lo constituyen México y Argentina.
Al respecto Rama (2009) plantea que la región está inmersa en un complejo proceso de metamorfosis de sus sistemas de educación superior sobre la base de la expansión de la matrícula, el ingreso de nuevos proveedores locales, el aumento de la regulación pública, la diferenciación institucional, la mercantilización, la internacionalización y la virtualización.
Venezuela por su parte, ha logrado también importantes avances en materia de incorporación de las TIC con programas como el uso de las Canaimas para educación media básica y diversificada, y la el desarrollo de las modalidades de educación a distancia semipresencial u on-line en el sector universitario.
A nivel nacional diversas instituciones educativas han incursionado en plataformas para brindar al estudiante la posibilidad de no estar permanentemente en las aulas, y con ello de igual forma poder interactuar con sus facilitadores y el resto de sus compañeros bien sea por educación a distancia o el uso de sencillas redes sociales.
Es por ello, que el reto de continuar incorporando tecnologías y adaptarlas a las necesidades de sus grupos objetivo es un proceso que lleva a este tipo de instituciones a repensarse a diario y mantenerse competitiva frente a las asertivas decisiones del resto de las institucuiones con las que hacen vida activa.
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